sábado, 11 de septiembre de 2010

La población local: un reto fundamental para la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria


Hace algo más de cinco años la UNESCO aprobó la declaración de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria, un hito de gran trascendencia en la valorización del patrimonio (natural y cultural) que alberga la Isla. Sin embargo, en nuestra opinión ese reconocimiento, con todo lo que supone, no ha tenido mayor repercusión en la esfera política y tampoco desde el punto de la gestión ha tenido el efecto deseado. Ello no nos extraña, pues hasta ahora la política medioambiental se ha caracterizado, al menos en esta isla y , particularmente, en lo que concierne a los Espacios Naturales Protegidos, por la NO gestión, o gestión pasiva, lo que ha provocado entre otras muchas cuestiones relevantes que se haya generado una cierta animadversión del habitante rural ante la excesiva (?) reglamentación “medioambiental” y este no es un tema baladí, pues no olvidemos que, en un territorio fuertemente antropizado, la protección y salvaguarda del patrimonio en él acumulado a lo largo de los siglos, está condicionada por la implicación de la población local.

Las estrategias que en el futuro se decidan y determinen por los órganos competentes para que la Reserva de la Biosfera funcione adecuadamente, como una herramienta que implemente las políticas de conservación del patrimonio y las actividades propias del mundo rural -acordes con el desarrollo sostenible-, habrán de contar ineludiblemente con la participación/implicación de la población afectada por la declaración.

Parece adecuado recordar que las reservas de la biosfera se basan en un concepto que apunta explícitamente a conciliar la conservación y el desarrollo sostenible. La UNESCO las define como un modelo participativo y sostenible para la gestión de los recursos naturales. Sus objetivos son la conservación de la biodiversidad y del patrimonio cultural, el desarrollo de actividades de investigación, la observación permanente de los fenómenos ambientales, la educación ambiental y, de forma sinérgica e integrada, el desarrollo sostenible y mejora de la calidad de vida de la población, entendiéndose, además, que su gestión debe incluir a representantes de las instituciones públicas, de las organizaciones de la sociedad civil y de los residentes de la localidad.

De esta forma, conceptualmente, las reservas de biosfera se transforman en sitios destinados a explorar y demostrar enfoques complementarios de la conservación y el desarrollo sostenible. En este sentido, es pertinente traer a colación lo que se plantea en Real Decreto 752/2010, de 4 de junio, por el que se aprueba el primer programa de desarrollo rural sostenible para el período 2010-2014 en aplicación de la Ley 45/2007, de 13 de diciembre, para el desarrollo sostenible del medio rural. (BOE, Núm. 142, 11 de junio de 2010) y en el que se indica que “La principal novedad que la figura de protección de Reserva de la Biosfera introduce en el panorama de la conservación es la de considerar, no ya sólo la protección de los elementos naturales existentes sino también la protección de formas tradicionales de explotación sostenible de los recursos.”

Parece obvio que hoy, en nuestro ámbito administrativo y territorial –desde Europa hasta Gran Canaria-, no se puede entender la defensa del medio ambiente sin vincularla al desarrollo rural sostenible. Es verdad que en las poblaciones rurales, en el campo, viven hoy pocas personas, en comparación a lo que ocurría hace medio siglo, pero también es cierto que estas gentes son las conocedores, y aún mantenedores, de unas formas de vida que tienen una interrelación con el medio muy próxima a parámetros propios del desarrollo sostenible y aunque, en la actualidad, las actividades agrarias, especialmente las de medianías y cumbres, tienen cada vez menor peso en el PIB insular, hoy contamos con nuevas opciones para el mundo rural, que son perfectamente conocidas y validas en otros lugares de UE y de España. En este sentido es cada vez más amplia la idea de “reagrarizar” el campo, con medidas acordes a nuestro “knowhow rural”, de forma que se abran vías para activar la economía, para fijar y consolidar a la población en el medio rural y para impedir la incalculable pérdida de valores intangibles.

Hace escasamente dos semanas, siguiendo lo pautado por la legislación general vinculada, el Gobierno de Canarias, a través del Decreto 103/2010, de 29 de julio, por el que se regulan determinados aspectos de la gestión y administración de las Reservas de la Biosfera en Canarias, se crean la Red Canaria de Reservas de la Biosfera y el Consejo de Coordinación de la Red de Reservas de la Biosfera de Canarias y se aprueba su Reglamento de organización y funcionamiento, ha regularizado determinados aspectos que tienen que ver con las Reservas de la Biosfera de marcado interés. No es cuestión de entretenerse hoy con el fondo de la citada norma, pero sí hemos de subrayar que con esta regulación de las RB de Canarias se abren nuevas perspectivas y oportunidades para deshacer algunos vicios y malas prácticas de la no gestión citada. Con su entrada en vigor tenemos la posibilidad de mejorar no solo algunos aspectos organizativos referidos al órgano de gestión de la RBGC, sino también otros como aquéllos vinculados a las propuestas de planificación. Así, se nos presenta una magnífica ocasión para activar social y económicamente la que puede ser una de las últimas opciones para impulsar propuestas realistas de desarrollo sostenible en esta zona del interior de la isla, actualmente catalogada como RB. Por ello, pensamos que informar de las oportunidades y valores que se nos ofrecen con en la RB debe ser un objetivo clave a programar. Los ciudadanos de la isla, especialmente los habitantes de la RB, deben conocer de forma pormenorizada las razones que hicieron posible su declaración y el abanico de posibilidades que se puede abrir en el futuro, si se logra por fin activar las estrategias y políticas adecuadas. Para nosotros este es el momento de poner sobre el tapete algunas de las directrices que deben articular la política medioambiental que rijan la RB; entre ellas, además de propuestas agroambientales –compatibles con las políticas de protección del patrimonio natural y cultural-; el desarrollo de modelos de buenas prácticas en el ahorro energético, etc, debe estar presente la participación ciudadana.



Consideramos que en esta “isla urbana” (“ciudad-isla”, según sesudos planificadores), la RB –que ocupa casi la mitad de la superficie Gran Canaria- puede llegar a ser un instrumento fundamental para la salvaguarda del patrimonio insular, para desplegar acciones sostenibles que sirvan, entre otras cuestiones, para potenciar y renovar las capacidades competitivas de las economías rurales , para cuidar el escenario paisajístico que la zona alberga, -fundamental para la industria turística-, y para solaz de los ciudadanos de la isla que por miles la visitan cada año.

Desde nuestra Asociación entendemos que muchos de estos aspectos no han sido considerados y que se está desaprovechando un oportunidad, lo que nos lleva a llamar la atención a las administraciones públicas con competencias, a las organizaciones sociales y la ciudadanía en general para aunar esfuerzos a favor de planteamientos realistas y coherentes para rentabilizar de forma sostenible los recursos que alberga la RBGC. Por ello, queremos reclamar a los partidos y organizaciones políticas que incluyan en sus propuestas la consecución de los objetivos antes dichos y lo expresen claramente en los programas electorales que presentarán de cara a las elecciones que se celebrarán la próxima primavera.

Nosotros ya hemos asumido este reto, el que nos incumbe como parte de la sociedad civil organizada, y en esta línea La Trasierra ha presentado alegaciones al Plan Rector de Uso y Gestión del Parque Rural del Nublo (en tramitación), reclamando que se adapte a la figura de Reservas de Biosfera reconocida por la Unesco y, entre otras muchas consideraciones, que se corrijan los objetivos previstos y los mecanismos de participación ciudadana. Nuestra labor no se ha detenido aquí y además de solicitar la presencia de la sociedad civil organizada en los órganos de gestión de la RBGC, pretendemos dinamizar a la sociedad de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria razón por lo que realizamos propuestas asertivas como un proyecto para la investigación y recuperación del cultivo del almendrero –de gran arraigo en la y con magníficas perspectivas-; una propuesta de estudio para la declaración como Patrimonio de la Humanidad al valiosísimo Arte Rupestre que se localiza en la zona, etc. Valgan estas propuestas como ejemplo de nuestros objetivos que se centran en participar en la planificación y en la gestión de la Reserva de la Biosfera.

Solo un diálogo fluido entre los representante de las administraciones públicas y los ciudadanos permitirá diseñar, ergo planificar, como plantea la UNESCO, una reserva de la biosfera con y para los ciudadanos.

* José Guerra de la Torre y Cristóbal Sánchez Cárdenes, presidente y vicepresidente de la Asociación para el Desarrollo Sostenible de la población de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria (La Trasierra)

1 comentario:

  1. Afortunadamente, no todo está perdido.
    Este pueblo está lleno de Sentido Común, ese que tanto escasea en nuestra clase política y ojala se contagien de el.
    Este pueblo nuestro, ama esta tierra nuestra. Da la cara por ella, se asocia, se movilizan, suman fuerzas y trabajan por ella, por su gente.
    Pienso que debemos apoyar decididamente a cuantas Asociaciones, como la de La Trasierra pelean por nuestra tierra, por su gente y por su futuro.
    Con el mío, con mi apoyo decidido, cuentan desde que supe de su existencia y de los fines que persiguen.

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